dijous, 23 d’octubre del 2014

Una luz por los estudiantes de Ayotzinapa

Una luz por los estudiantes de Ayotzinapa
Texto: César Rojo. Fotos: Felipe R.
Barcelona, miércoles 22 de octubre de 2014. Plaça Catalunya. Son las ocho de la noche. Hace poco más de media hora que desde esta Plaça partió una manifestación de la Vaga de Totes, una huelga de mujeres que hoy se celebró en Barcelona. Ahora, la Plaça está casi vacía y sólo algunos turistas deambulan por aquí y por allá.
El tiempo avanza, y de pronto, poco a poco comienzan a llegar unas lucecitas, como luciérnagas. Son hombres y mujeres, mexicanos, catalanes, y de otros países, quienes han escuchado el dolor y la rabia de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, México. Estos hombres y mujeres, de varios colectivos y organizaciones, se han convocado aquí, en la Plaça Catalunya, para ofrecer una luz por los estudiantes de Ayotzinapa.



Van apareciendo con sus pancartas, con sus palabras de indignación y con una lucecita. Una veladora encendida por los estudiantes asesinados, por los heridos, y por los 43 normalistas desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre.
Ese día, un grupo de policías y sicarios del crimen organizado atacaron a estudiantes de Ayotzinapa. Los acribillaron, los hirieron, a uno lo desollaron, y a 43 los desaparecieron. Desde entonces, no se sabe nada de ellos, y el gobierno no ha sabido dar una explicación; sólo ha mostrado ineptitud, ineficacia y estupidez.
La consigna de los familiares, amigos y compañeros de los 43 estudiantes desaparecidos es clara: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Los estudiantes de Ayotzinapa conforman un movimiento social que lucha por una educación digna, justa y de servicio al pueblo. Son jóvenes, en su mayoría campesinos de origen indígena, que se preparan para trabajar como profesores en zonas rurales de Guerrero, uno los Estados más empobrecidos de México.
El gobierno los ha abandonado desde hace años, y les ha recortado recursos y presupuesto. Ellos se niegan a desaparecer porque saben que su función es aprender, educar y servir a la población. Un pensamiento que han heredado de profesores y luchadores sociales como los míticos Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, quienes también fueron estudiantes en la escuela normal de Ayotzinapa.
Para sobrevivir, los estudiantes se organizan, hacen protestas, exigen apoyos, y realizan diversos tipos de movilización para conseguir recursos: comida, transporte, materiales didácticos, libros, etc. La respuesta del gobierno ha sido la criminalización y la represión.
En diciembre de 2011, en el marco de una protesta, la policía les disparó y mató a dos estudiantes normalistas. No obstante, lo acontecido el pasado 26 de septiembre fue un acto de brutalidad y crueldad inaudito; una suma de represión policial y salvajismo que en los últimos años ejercen los grupos criminales en México.
La reacción de la sociedad civil ha sido contundente: protestas y manifestaciones en diversas ciudades mexicanas y en el extranjero. El 8 de octubre se convocó a una movilización internacional, y en Barcelona se realizó una concentración en la Plaça Sant Jaume.
Este miércoles 22 de octubre se convocó a una segunda movilización internacional,  y en Barcelona, el acto de reunión ha sido, en esta ocasión, la Plaça Catalunya. Las lucecitas se reúnen en círculo, levantan el megáfono y lo dicen alto y claro: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡ Demandamos la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos por las fuerzas represivas”.





También denuncian la incompetencia del gobierno de Enrique Peña Nieto, actual presidente de México, y exigen justicia, “que se castigue a los culpables”. Y demandan la destitución de Ángel Aguirre, gobernador de Guerrero.
“Ayotzinapa duele, no es posible tanta injusticia”, dice uno de los oradores en la concentración. Y explica: “nos convoca el dolor y la indignación, y estamos aquí porque ante tanto terror, mantendremos una luz de esperanza y solidaridad con nuestros hermanos estudiantes de Ayotzinapa”.
Y lo vuelven a gritar fuerte: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡ Un grito que resonó en la Plaça Catalunya, y que se repitió en París, Madrid, Londres, Buenos Aires, La Paz, Bogotá, y en muchas otras ciudades de otros países y en todo México.

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